YO ME FUNO, TÚ ME FUNAS
No entendemos cómo es que vejetes de 50 años con una vasta experiencia
política y de activismo se vean envueltos en escandaletes de baja estofa. Y
seguimos sin entender cómo feminazis advenedizas se infiltran tan fácilmente
en el movimiento libertario perucho en ciernes.
Estamos convencidos de que una desprolija forma de hacerse el harakiri
es involucrarse con una feminazi en potencia, toda vez que esta es una especie oscurantista
que desvirtúa a las feministas serias y consecuentes (herederas de la gran
Flora Tristán).
Nos resulta patético que se haya desenvainado –atrabiliariamente en ocasiones–
el sable políticamente correcto contra los probables machos acosadores o
potencialmente acosadores solo por el hecho de que los aires soplen en aquella
dirección (la moda, la monería, etc.). ¿Cuáles eran las pruebas más allá de
toda duda y los hechos fácticos? A veces, solo una acusación anónima en las
benditas (y vendidas) redes. En Lima las funas y las cacerías de brujas se sucedieron
sin remedio (y de forma irracional), desde la década pasada. Un tufillo progre
y nice se antepuso a la racionalidad.
Ellos funaron hasta el hartazgo, impelidos por la corrección política y
los vientos oscurantistas. ¿Libertarios? ¿Liberticidas? Por otro lado, las
cifras reales de feminicidios se dispararon. La tradición autoritaria, la
cultura falocéntrica, el individualismo negativo, etc., eran soslayados por la Gran
cacería de brujas (brujos). Pipiolos y, en ocasiones, curtidos señores con vasta
experiencia de activismo participaron de esta cacería insana. Quien esté libre
de culpa…
Se llegó al extremo de fabricar listas de funados y vetados. No había tiempo
para los descargos y el debido proceso. ¡CORRECCIÓN!, era la consigna.
Ahora, ¿quién podrá salvar a los rabiosos funadores de ayer hoy enlodados
hasta el cuello por sus errores y
bravatas?
G. Rojas
Comentarios
Publicar un comentario